Pintura, pinturaGroup Show | "Butano" (Miguel Ángel Campano's studio) | Fornalutx, Mallorca | Spain | 2024
Exhibition text below (ESP / ENG)
Pintura, pintura
La palabra isla tiene su origen en el término latino ‘ínsula’; del cual surge también el verbo 'aislar'. Parece fácil deducir que vivir en una isla puede desconectarte del resto del mundo, ya sea para las cosas positivas como para las que no tanto. En nuestra época, donde los medios de transporte y de comunicación se han desarrollado hasta el extremo, el imaginario colectivo sobre la isla ha podido cambiar, aunque no haya perdido del todo su antiguo significado.
Federenko (1996) ha estudiado cómo en la literatura occidental hay una tradición de utilizar las islas como lugar para el desarrollo espiritual, incidiendo en que el hecho de “aislarse” del mundo y del resto de sociedades obliga al “héroe” a cultivar cierto crecimiento espiritual. En una dirección similar, Aisna recorre la mitología occidental mostrando cómo la isla se ha conectado en el imaginario colectivo con el paraíso, un lugar perdido donde lo maravilloso pervive. De algún modo, en esa esencia subconsciente podría hallarse la razón por la que las islas atraigan al turismo de forma tan disparatada. Ahora, si bien es cierto que Mallorca se encuentra, gracias a la tecnología y los medios de transporte modernos en contacto directo con el resto del mundo, quizás perviva parte de su condición de isla en algún aspecto y nuestra pregunta es: cómo ésta afecta a la creación artística y a las posibilidades de desarrollo profesional del artista residente en Mallorca.
En los años 80, Miguel Ángel Campano, entonces pintor español afincado en París, decidió comprarse una casa en Sóller (Mallorca) y pasar allí parte del año. Desde entonces, gran parte de su producción artística se desarrolló en esta isla, y no fue mucho mas tarde cuando se compró una segunda propiedad al lado de la carretera del Puig Major, entre Sóller y Fornalutx, a la que apodó ‘Butano’ ya que anteriormente había sido un almacén de butano. En esta segunda propiedad, que es en la que nos encontramos hoy, instaló su taller/estudio de pintura y es donde realizamos esta exposición con varios artistas emergentes de la isla. Nada le hubiera gustado más que saber que el lugar que él consagró como su estudio artístico, hoy acoge una muestra del nuevo arte mallorquín. En las paredes aún pueden verse algunos de los trazos que Campano pintó, y que hoy entran en diálogo con la obra de los artistas presentes. Pero a todas estas, queda la pregunta de cómo, si es que lo hizo, la estancia de Campano en Mallorca influyó en su arte. Si bien hay una influencia directa en el hecho de que pintó numerosos paisajes al natural de la isla, también pudo haberla en cuanto que convirtió Mallorca en su retiro espiritual, lugar donde poder desconectar de los males de la ciudad y del bullicio del mundo. Los artistas hoy presentes han realizado gran parte de su trabajo en tierras mallorquinas. Cuatro de ellos han nacido directamente aquí, otros dos residen desde hace tiempo.
Es interesante ver cómo en un mismo lugar pueden darse tan diversas manifestaciones artísticas. Los artistas aquí reunidos son prueba de ello. Todos influidos por Mallorca de un modo u otro, pero todos con un estilo personal y una dirección artística única. Entre ellos están hoy Toni Salom, Thomas Perroteau, Marion de Raucort, Horacio Alcolea, Román Fabré y Alberto Verges. Para entender mejor las conexiones entre sus obras es necesario dejar de mirar únicamente los trazos sobre la tela y captar las intenciones, razones, y fuerzas que les han movido. Toni Salom, por ejemplo, dice estar influido especialmente “por el arte primitivo y el primitivismo” (por ejemplo el de Picasso o Modigliani). Cree que “el ser humano debería volver hacia atrás para avanzar” y que “es importante reconectar con las raíces ancestrales del ser humano”. Esto se traduce, en su caso, en una pintura figurativa pero no realista con un simbolismo primitivista donde, según mi impresión, se intenta recolectar con las fuerzas telúricas que la humanidad ha dejado atrás en la modernidad. Habla Toni también de la importancia de que “la nueva ola digital y tecnológica no rompa la conexión con la naturaleza”.
Su arte contrasta en varios sentidos con el de Horacio Alcolea, quién sentía que no encajaba con “lo que había en la isla” y se fue a Nueva York y a Berlín, donde conectó con una serie de movimientos vanguardistas del momento. Al preguntarle por sus influencias, señala jocosamente “al porno alemán” y a “Goya”. Su actitud punky y despreocupada seduce, aunque en algunos casos también repele, a quienes se encuentran con él. Su obra no se define por un estilo concreto pero busca general una reacción visceral en el espectador, casi como un shock. Juega con la figuración y la abstracción, y habla de la importancia de “criterio y fantasía” para la evolución del arte. Reconoce una conexión “acuática” con la isla y espiritualmente con “las ermitas en las cimas de las montañas” de Mallorca.
El caso de Thomas es también único en varios sentidos. Él considera que desde muy pequeño se obsesionó con las imágenes y su “poder hipnótico”. A través de su arte busca “recrear sensaciones que vivió de niño”. Sus principales influencias son “los frescos, el arte decorativo” y “el impresionismo, el support surface” o “la figuración libre”. Considera a Mallorca por “la influencia del mar en el uso del color” o “la ciudad de Palma en tema de arquitectura postmoderna” y también siente una conexión fuerte con la naturaleza de Mallorca y la Serra de Tramuntana. Menciona como ha sido influido por la arquitectura de barrio, que considera un “urbanismo feliz”. Thomas habla de un arte que guarde una relación simple con la gente. “Que un panadero pueda tener esa pintura en su casa”.
Marion de Raucort, muestra algunas de sus cerámicas que entran en relación directa con la obra de Thomas Perroteau en cuanto a colores, gestualidad y concepto. Estudió moda en Francia pero venir a Mallorca a vivir le llevó a trabajar con la cerámica. Dice haber encontrado una libertad en la cerámica que no le aportó la moda. Considera estar influenciada por “las tradiciones de los pueblos y la cultura popular de Mallorca”, lo que la anima a ser más libre en el uso del color. Menciona la influencia de “lo grotesco, lo fantástico, los carnavales, cuentos de hadas, todo conectado a hoy”, así como el arte mediterráneo. También ha sido inspirada “por la crudeza de la arquitectura mallorquina”. Piensa que un movimiento como el surrealismo “fue una forma de escapar las guerras” y que “necesitamos una forma de escape también hoy”. Le han influido las cerámicas de Miquel Barceló, Paul Gauguin o Chagall, y también menciona el trabajo de Bernard Palissy. Considera que vivir en Mallorca le da un aura especial a su obra y la hace más atractiva para la gente de fuera, especialmente los franceses. Aboga por un arte menos frio y serio y más lleno de goce y sensibilidad.
Román Fabre, de nuevo, tiene una perspectiva muy distinta a la del resto y demuestra otra vez la gran variedad de estilos y tendencias que se dan en Mallorca. Lo que más le ha interesado es “pintar cosas a su alcance”. Le atraía la pintura que se usaba para hacer marcas viales o señas en las calles y ha utilizado ese tipo de iconografía en su pintura. Con otras palabras, elementos que no se han hecho con intención de ser cultura, como “las lineas de la carretera o las marcas de los buques”. Su pintura, con cierto aire minimalista, dice estar influida por artistas como Lui Zerbini, Martin Kippenberger o Ian Soler Bradley. También habla de la influencia y figura de Miguel Ángel Campano como un referente. Considera que el hecho de vivir en una isla favorece de algún modo al desarrollo del mundo interior y menciona que la luz, el mar y los colores son distintos aquí. Desea que la gente pueda establecer un contacto entre su pintura y la realidad que ellos ven.
Alberto Verges comparte con varios de los pintores su aprecio por la naturaleza y él menciona que ésta es su mayor influencia a la hora de pintar. Alberto ha trabajado más la pintura al natural y en partes de su obra hay un esfuerzo directo por sacar a relucir la belleza de los paisajes mallorquines. Aún así, él comenta que “Mallorca nunca me ha encantado” y que de allí “mi necesidad de pintar”.
Finalmente, Marcella Barceló es un caso muy interesante pues nació y creció cerca de Artà pero estudió Bellas Artes en Paris y desarrolló su carrera profesional como pintora allí. Comenta que “mi abuela era pintora y fue ella quien inició a mi padre y le dio sus primeras acuarelas. Cuando era niña, mi visión de la pintura era tan banal como preparar la cena o ducharse“. Nunca consideró en convertirse en artistas, simplemente dice que “nunca dejé de dibujar”. Marcella está inspirada por el Sintoísmo, religión animista que de alguna forma refleja su niñez en Mallorca y que se ve reflejada en su trabajo, una amalgama de autoficción, cuentos de hadas, mitología y pensamiento ecofeminista, Además, está inspirada en el arte tradicional japonés “Nihonga”, Edvard Munch, Félix Vallotton, o el cineasta Serguéi Paradzhánov. Ella dice que ‘’mis cuadros se construyen del mismo modo que un sueño, es decir, que no hay boceto ni idea previa, que no tengo ni idea de adónde me llevará, de lo que aparecerá: no decido. Es como un acto espiritista, porque las manos tienen que estar controladas por algo distinto de la lucidez”. Finalmente, respecto a su relación con Mallorca, nos dice que “Me estoy acercando a los cuentos, tradiciones y creencias de la isla, que fueron una parte importante de mi infancia como las fiestas del pueblo en las que participaba de niño, las máscaras del diablo de Sant Antoni”. Cree que “La isla contiene miles de fantasías e historias fantásticas […], y hoy sigue alimentando fantasías de bienestar y felicidad, lo que explica el creciente turismo de masas, que sueña con islas paradisíacas: éste es actualmente un verdadero problema en Mallorca.
Es interesante ver cómo en una isla como Mallorca emergen manifestaciones artísticas y creaciones tan diferentes. Quizás el tópico de la isla como paraíso perdido ya no tiene la misma fuerza en una sociedad tan interconectada. Aún así, algo de esa magia telúrica de la isla sobrevive y de una forma u otra, se traduce en el arte que aquí se produce. Sorprendentemente, todos los artistas consideraban que Mallorca no les ponía límites a la hora de que ellos pudieran lograr cierto reconocimiento con su obra. Quizás hace 100 años habría sido diferente, pero las cosas parecen haber cambiado. Queda claro que incluso en un lugar pequeño y separado del resto por mar, es posible lograr vivir del arte bien y que éste llegue a otros lugares del mundo. La exposición que se inaugura hoy es un esfuerzo más en esa dirección.
The spanish word ‘isla’ (meaning island) has its origin in the latin term ‘ínsula’, from which the verb ‘aislar' (meaning isolate) also arises. It seems easy to deduce that living in an island can disconnect you from the rest of the world, both in a positive sense as in a negative one. In our times, where means of transport and communication have developed to the extreme, the collective imaginary around an island may have changed, although its ancient meaning hasn’t been lost entirely.
Federenko (1996) has studied how in Western literature there is a tradition of using islands as a place for spiritual development, focusing in the fact that “isolating” from the world and the rest of societies forces the “hero” to cultivate certain spiritual growth. In a similar direction, Aisna explores Western mythology showing how the “island” has been connected in the collective imaginary with the paradise, a lost place where the marvelous survives. In a certain way, in this subconscious essence may be found the reason why the islands attract tourism in such a powerful way. Now, while is true that now Mallorca is directly in contact with the rest of the world thanks to technology and modern means of transport, perhaps its condition of island survives in some ways and our question is: how this condition affects the artistic endeavor and the possibilities of professional development for an artist living in Mallorca.
In the 80s, Miguel Ángel Campano, then Spanish painter living in Paris, decided to buy a house in Sóller, Mallorca and spend there part of the year. Since then, part of his artistic production was developed in this island, and it wasn’t long after when he bought a second property on the side of the Puig Major road, between Sóller and Fornalutx, which he nicknamed 'Butano' since it had previously been a butane warehouse. In this second property, which is the one where we found ourselves today, he installed his painting studio and is where we hold this exhibition with various emergent artists from the island. Nothing would have made Miguel Angel Campano happier than to know that the place he consecrated as his artistic studio, today hosts an exhibition of new Mallorcan art. In the walls you can still see some of the lines Campano painted, and which today enter into dialog with the work of the artists present. With all this in mind, the question remains of how, if at all, Campano's stay in Mallorca influenced his art. Although there is a direct influence in the fact that he painted numerous natural landscapes of the island, there could also have been a direct influence in that he turned Mallorca into his spiritual retreat, a place where he could disconnect from the ills of the city and the hustle and bustle of the world. The artists present today have done much of their work in Mallorca. Four of them were born directly here, another two have resided for a long time.
It’s interesting to see how such diverse artistic manifestation can take place in the same place. The artists reunited here are proof of it. All influenced by Mallorca in one way or another, but all with a personal style and a unique artistic direction. Among them today are Toni Salom, Thomas Perroteau, Marion de Raucort, Horacio Alcolea, Román Fabré and Alberto Verges. To better understand the connections between their works, it is necessary to stop looking only at the strokes on the canvas and capture the intentions, reasons, and forces that have moved them. Toni Salom, for example, says he is especially influenced “by primitive art and primitivism” (for example that of Picasso or Modigliani). He believes that “human beings should go back to move forward” and that “it is important to reconnect with the ancestral roots of humanity.” This translates, in his case, into a figurative but not realistic painting with a primitivist symbolism where, according to my impression, an attempt is made to reconnect with the telluric forces that humanity has left behind in modernity. Toni also talks about the importance of “the new digital and technological wave not breaking the connection with nature.”
His art contrasts in various ways with that of Horacio Alcolea, who felt that he didn’t fit in with “what was on the island” and went to New York and Berlin, where he connected with a series of avant-garde movements of the moment. When asked about his influences, he jokingly points out “German porn” and “Goya.” His punky and carefree attitude seduces, although in some cases it also repels those who meet him. His work is not defined by a specific style but seeks to generate a visceral reaction in the viewer, almost like a shock. He plays with figuration and abstraction, and talks about the importance of “criterion and fantasy” for the evolution of art. It recognizes an “aquatic” connection with the island and spiritually with “the hermitages on the mountaintops” of Mallorca.
Thomas' case is also unique in several ways. He considers that from a very young age he became obsessed with images and their “hypnotic power.” Through his art he seeks to “recreate sensations that he experienced as a child.” His main influences are “frescoes, decorative art” and “impressionism, support surface” or “free figuration”. He considers Mallorca for “the influence of the sea in the use of color” or “the city of Palma in terms of postmodern architecture” and also feels a strong connection with the nature of Mallorca and the Serra de Tramuntana. He mentions how he has been influenced by neighborhood architecture, which he considers a “happy urbanism.” Thomas talks about an art that has a simple relationship with people. “That a baker could have that painting in his house.”
Marion de Raucort shows some of her ceramics that are directly related to the work of Thomas Perroteau in terms of colors, gestures and concept. She studied fashion in France but coming to Mallorca to live led her to work with ceramics. She says she found a freedom in ceramics that fashion did not bring her. She considers being influenced by “the traditions of the villages and popular culture of Mallorca”, which encourages her to be more free in the use of color. She mentions the influence of “the grotesque, the fantastic, carnivals, fairy tales, everything connected to today,” as well as Mediterranean art. She has also been inspired “by the rawness of Mallorcan architecture.” She thinks that a movement like surrealism “was a way to escape from wars” and that “we need a way to escape today too.” She has been influenced by the ceramics of Miquel Barceló, Paul Gauguin and Chagall, and also mentions the work of Bernard Palissy. She believes that living in Mallorca gives a special aura to his work and makes it more attractive to people from outside, especially the French. She advocates for an art that is less cold and serious and more full of enjoyment and sensitivity.
Román Fabre, once again, has a very different perspective from the rest and demonstrates once again the great variety of styles and trends that exist in Mallorca. What has interested him most is “painting things within his reach.” He was attracted to paint that was used to make road markings or street signs and has used that type of iconography in his painting. In other words, elements that have not been made with the intention of being culture, such as "the lines of the road or the marks of ships." His painting, with a certain minimalist air, says to be influenced by artists such as Lui Zerbini, Martin Kippenberger or Ian Soler Bradley. He also talks about the influence and figure of Miguel Ángel Campano as a reference. He considers that living on an island somehow favors the development of the inner world and mentions that the light, the sea and the colors are different here. He wants people to be able to establish contact between his painting and the reality they see.
Alberto Verges shares with several of the painters his appreciation for nature and he mentions that this is his greatest influence when painting. Alberto has worked more with natural painting and in parts of his work there is a direct effort to bring out the beauty of the Mallorcan landscapes. Even so, he comments that “I have never loved Mallorca” and that “hence my need to paint.”
Finally, Marcella Barcelo is a very interesting case because she was born and raised near Artà but studied Fine Arts in Paris and developed her professional career as a painter there. He comments that “my grandmother was a painter and it was she who initiated my father and gave him his first watercolors. When I was a child, my vision of painting was as banal as preparing dinner or taking a shower." He never considered becoming an artist, simply saying that “I never stopped drawing.” Marcella is inspired by Shintoism, an animist religion that in some way reflects her childhood in Mallorca and is reflected in her work, an amalgam of autofiction, fairy tales, mythology and ecofeminist thought. In addition, she is inspired by traditional Japanese art. “Nihonga”, Edvard Munch, Félix Vallotton, or the filmmaker Sergei Paradzánov. She says that “my paintings are constructed in the same way as a dream, that is, there is no sketch or prior idea, I have no idea where it will take me, what will appear: I don't decide. It is like a spiritualist act, because the hands have to be controlled by something other than lucidity.” Finally, regarding his relationship with Mallorca, he tells us that “I am getting closer to the stories, traditions and beliefs of the island, which were an important part of my childhood, such as the town festivals in which I participated as a child, the masks of the devil of Sant Antoni”. He believes that “The island contains thousands of fantasies and fantastic stories […], and today it continues to feed fantasies of well-being and happiness, which explains the growing mass tourism, which dreams of paradisiacal islands: this is currently a real problem in Mallorca.
It is interesting to see how such different artistic manifestations and creations emerge on an island like Mallorca. Perhaps the cliché of the island as a lost paradise no longer has the same force in such an interconnected society. Still, some of that telluric magic of the island survives and in one way or another, is translated into the art produced here. Surprisingly, all the artists considered that Mallorca did not put limits on them when it came to achieving certain recognition with their work. Maybe 100 years ago it would have been different, but things seem to have changed. It is clear that even in a small place separated from the rest by sea, it is possible to make a good living from art and for it to reach other places in the world. The exhibition that opens today is one more effort in that direction.